Los alumnos de la Facultad de Medicina de Sevilla reflexionan sobre las razones y las emociones que los motivan para estudiar medicina. Se invita a participar en el mismo a estudiantes de otras Facultades de Medicina u otras personas interesadas en participar en el mismo con sus comentarios (Students of the Faculty of Medicine of Seville reflect on the reasons and emotions that motivate them to study medicine. Are invited to participate in the students from other medical schools or other interested persons to participate in it with your comments). (Pablo Bonal Pitz).

Fue a los 15-16 años, cuando comencé a sentir curiosidad por la combinación ciencia-humanidad, que en definitiva es lo que considero a la Medicina.

A cuatro meses de acabar la carrera, reflexionar sobre las razones que me llevaron a este punto es, cuanto menos, complicado. He de decir que, a diferencia de algunos, mi vocación no viene desde enano. Más bien fue a los 15-16 años, cuando comencé a sentir curiosidad por la combinación ciencia-humanidad, que en definitiva es lo que considero a la Medicina. A medida que me informaba, más claro iba teniendo que ese debía ser mi camino. Lo cierto es que mi relación con ella no comenzó de la mejor manera posible y es que ser el número 317 en la lista de espera para acceder a la carrera no era muy alentador. Sin embargo, yo estaba dispuesto a irme a cualquier rincón de España o incluso comenzar años más tarde pues me negaba a tirar la toalla tan pronto ya que no me veía dedicándome a otra cosa el resto de mi vida. Finalmente nada de eso hizo falta, un 11 de septiembre llegó un mensaje que me abría las puertas a mi esperado destino.

Una vez dentro de la carrera te das cuenta de lo amplio y complicado que es el concepto “vocación”, cualidad necesaria para ejercer esta profesión. Cada uno tiene una visión, una percepción, un modo de pensar diferente sobre la Medicina. El mío ha ido cambiando a lo largo de los seis años.

Comencé dándole más importancia a la vertiente científica que a la humanística, a creer que la ciencia lo podría casi todo y que la relación médico-paciente simplemente era algo más dentro de este mundo. Sin embargo, una experiencia cercana en la que, según los médicos la ciencia poco podía hacer, hizo darme cuenta de lo que era capaz la fuerza mental, la necesidad de apoyo psicológico y la enorme influencia de unas palabras adecuadas sobre el estado de salud de alguien. Fue entonces cuando una especie de temor que disfrazaba la responsabilidad de mi futura profesión me inundó por completo, ¿eso era lo que yo tenía que hacer? ¿sería capaz de hacerlo? ¿lo haría bien? De repente, fui verdaderamente consciente del compromiso que iba a tener con la sociedad. A decir verdad, ese miedo no duró mucho. Siempre me he considerado una persona con confianza y madurez suficiente y, si era lo que yo quería hacer, ¿por qué no iba a conseguirlo? Este pensamiento se reafirmó durante las prácticas clínicas en las que cada vez iba sintiéndome más seguro. La relación médico-paciente pasó de ser algo más a ser el núcleo central de mi percepción sobre la enfermedad. Es entonces cuando la llamada de la Medicina caló completamente en mi, pero no del mismo modo que unos años atrás. Ahora mi concepción era más amplia, más completa, más real.

Si bien es cierto que no todo han sido momentos buenos, pues cuando comienzas a entrar en el hospital también te das cuenta de lo que es capaz de hacer la Medicina sobre algunos profesionales: degradarlos. Este es mi miedo ahora ¿será capaz este trabajo de destruirme profesionalmente? La verdad es que aún no se cómo intentar evitarlo ya que dentro de treinta años me gustaría mantener la ilusión que tengo hoy, incluso se me hace difícil verme de otra forma, pero ¿por qué algunos no la tienen? ¿hay algo aún que no sabemos? Aunque estas preguntas ya me las he planteado en varias ocasiones, intento vivir al día, no desmotivarme y fijarme en aquellos profesionales que después de toda una vida dedicada a la Medicina, serían capaces de dedicarle otra completa. Esos son los verdaderos médicos, mis verdaderos profesores, mis ejemplos a seguir.

Mirando al futuro, el siguiente paso es esperar la próxima llamada: la especialidad. Aunque está casi decidida, estoy seguro de que la iré descubriendo una vez haya accedido, como me ocurrió con la propia Medicina. Pero ahora lo único que quiero es avanzar, cerrar una etapa y comenzar otra en la que me sienta verdaderamente útil. Estoy preparado.
Alumno 6º Medicina HUV Valme. Febrero 2013

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